viernes, 17 de julio de 2009

De protocolos y otras tonterías

Nunca he sido contrario a las reglas protocolarias ni a los "usos y costumbres", me parece que ordenan las relaciones sociales y eso, siempre está bien. Contestar a una invitación, responder una llamada, colocarte en un acto ya sea político o social según te toque, evita muchos malos entendidos y facilita las cosas.
Ahora bien, utilizar las normas del protocolo como excusa para dejar de hacer algo importante me parece una soberana tontería.
Esta semana hemos vivido un episodio de ese tipo en Euskadi.
Como es bien sabido, el Consejero de Hacienda invitó a los tres Diputados Generales a una reunión para tratar la situación financiera pública y éstos, declinaron la invitación con la excusa de que no les había invitado el Lehendakari y eso era una falta de respeto.
Aducir problemas de agenda, argumentar, como ya he oído a alguno de ellos, que la reunión tiene visos de propagandística porque a dos meses de la reunión ordinaria del Consejo Vasco de Finanzas no tiene ningún sentido real, me vale, pero decir que no, porque el Consejero de Hacienda no está a tu nivel, francamente, me parece un acto de soberbia innecesario y mucho más, en la situación de crisis económica que estamos viviendo.
Pero más allá de esta reunión concreta, esta situación me genera otra reflexión mucho más grave, si cabe. Si un Diputado General sólo asiste a una reunión a la que le invite un Lehendakari, y supongo, viceversa, ¿cómo queremos que la ciudadanía sienta como propias las instituciones? ¿Qué asociación, vecino o grupo social se va a atrever a pedir una reunión con tal o cual Consejero, Diputado, Alcalde, Parlamentario o Concejal? ¿De verdad es ésta la clase de políticos que queremos ser? ¿Donde quedan esas declaraciones de que hay que acercar las instituciones a la ciudadanía?¿Cómo vamos a facilitar la participación ciudadana si nos convertimos en inaccesibles?
Si seguimos actuando con tanta pijotería, que no nos extrañe luego, que suba la abstención.