Ambigüedades y otras medias verdades

El macabro y cobarde asesinato de Eduardo Puelles y las posteriores muestras de condena y repulsa, tanto sociales como institucionales, nos han dejado una serie de titulares y reportajes en radio, prensa y televisión, que cuando menos, apenan.
No voy a hacer responsable ni al Gobierno Vasco ni a la Presidencia del Parlamento de algunos de los "despistes" que se han cometido en el ámbito del protocolo ni de la ausencia de diálogo para organizar actos con el resto de grupos políticos. Entiendo que es la primera vez que se enfrentan a un hecho de estas características y que la maquinaria no estaba debidamente engrasada. Vamos a pensar bien.
Pero lo que no tiene medio pase, por mucho que estén en un estado de goce permanente desde el pasado 1 de marzo, es lo de algunos medios de comunicación afines al PSE o al PP.
Sugerir que con los actos de protesta de este fin de semana se ha acabado con la ambigüedad, que a partir de este momento todo va a ser diferente y que ya era hora de que EITB se implicase en la deslegitimación de la violencia, es tanto como echar en saco roto todos los avances que se han producido en los últimos años en al ámbito del acuerdo entre las fuerzas políticas para la movilización unitaria contra ETA, así como despreciar todo el trabajo que se ha hecho hasta ahora para impulsar el reconocimiento y la memoria de las víctimas del terrorismo.
Antes de que López fuera lehendakari, también había manifestaciones de condena, aunque no las cerrara el lehendakari sino algún representante de las asociaciones adheridas a esa manifestación.
Antes de que Quieroga fuera Presidenta de la cámara, ya se hacían actos institucionales en homenaje a las víctimas en el Parlamento Vasco.
Y antes de que Surio fuera director de EITB, ya se retransmitían manifestaciones y se ponían lazos, aunque fueran azules, en la pantalla.
Así que no intentemos, por favor, dar a entender que hasta la llegada de este Gobierno, en Euskadi nadie rechazaba de manera pública a ETA, porque los miles y miles de ciudadanos que hemos llenado las calles de Euskadi, una y otra vez, con el grito inequívoco de ETA EZ-ETA NO, nos sentimos profundamente entristecidos.