martes, 7 de febrero de 2012

La llamada

Está el panorama político revuelto en Euskadi a cuenta de unas declaraciones de Iñigo Urkullu en relación con una llamada de teléfono que recibió de Rodolfo Ares. Según la versión del jeltzale, el pasado jueves recibió una llamada "desesperada" de Rodolfo Ares alertando del estado de "quiebra" del Gobierno Vasco.
Según la versión de Ares la llamada existir, existió pero no era "desesperada" y desde luego de quiebra nada de nada.
No seré yo quien defienda a Iñigo Urkullu, su salida de tono me parece impropia de quien dice defender los intereses de país y más, teniendo en cuenta que el PNV es directamente responsable del estado de las arcas del Gobierno Vasco por su negativa a reformar la normativa fiscal o arremeter de manera decidida contra el fraude.
Pero tampoco puedo dar por buena la actitud de quien se dedica a llamar por teléfono al principal partido de la oposición para pedir sopitas con este tema.
Las finanzas de un país son una cosa muy seria y que se intenten resolver a través de reuniones más o menos clandestinas y llamadas telefónicas más o menos privadas, me parece un ejercicio de falta de transparencia impropio de cualquier sistema democrático.
No puede ser que pasemos horas y horas de debates más o menos estériles en el Parlamento Vasco y las cosas importantes se resuelvan o en Consejo Vasco de Finanzas o a través de comunicaciones más o menos privadas.
Estamos hablando de los dineros de todos y de todas, así que lo justo me parece que se informe a todos y todas sobre cuál es la situación real, cómo están los presupuestos y qué dinero hace falta para salir adelante, y la única forma de hacer tal cosa es a través del Parlamento, no a través de notas de prensa, desmentidos o filtraciones interesadas de ningún tipo.

3 comentarios:

  1. El problema que hay, tanto en Euskal Herria, como en el resto del estado, es, de nuevo, la impunidad.

    Un ejemplo: El Ayto. de Vitoria y la Diputación de Álava tienen una deuda enorme debido al derroche de dinero que se ha generado con proyectos que no se han llevado a cabo o desperdiciar el dinero en bobadas.

    El problema es que, cuando el alcalde, diputado general, lehendakari o quien sea asumen su cargo, si generan deudan anormalmente grandes, deberían pagar con su dinero (o con alguna medida penal) los debarajustes causados. No es normal que haya responsables de cuentas públicas en muchos pueblos y ciudades, hagan y desagan como les venga en gana y, una vez les sacan del poder las urnas, no rindan cuentas a nadie y se vayan de rositas.

    Si no tuvieran tanta, repito, impunidad para hacerlo y tuvieran que rendir cuentas con sus propios bienes, tendrían más cuidado al tocar los ajenos.

    Txema.

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  2. pues discrepo, y discrepo hasta de las formas en que se suceden los acontecimeintos.
    Hasta donde yo sé, el señor Urkullu no dice que Ares le llama, sino que dice que algún consejero le llama, eso sí, desesperadamente.
    El señor Ares, desde el sarao sevillano -imaginamos a Patxi tomándose un fino Laína- niega la llamada, y solo con posterioridad la reconcoe pero dice que no era desesperada sino, bueno, en plan, oyes iñigo, qué tal....
    Y respecto a Urkullu pienso que si esa llamada se produjo pues no solo es conveniente que lo diga, sino que en un sistema democrático la información es un derecho, y más la información de un dinero que es nuestro y no de los políticos, a la sazón meros administradores del mismo, aunque esto al parecer no les acabe de entrar en la cabeza ni en la banda izquierda.
    Y Urkullu hizo bien en denunciarlo -caso de haberse producido la llamada, que cada cual juzgue- porque por encima de las agencias de rating están los derechos ciudadanos, porque los ciudadanos no somos menores de edad o, al menos, no menores que los políticos que debieran representarnos en lugar de ocultarnos información.
    Saludos
    mitxel

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  3. Hace mucho que no lo hago pero, esta vez, le voy a dar la razón.

    Le he de reconocer que soy un apasionado del diálogo. Me encanta debatir (no tanto discutir) cuestiones relacionadas con política o con otro temas que considero interesantes.

    En esta vida, hay dos ocasiones en las que he discutido de política y he quedado como un imbécil. Y en ambas, el diálogo ha tenido que ver con esa sensación.

    La primera, fue con una persona que está a 350 km. de donde yo vivo, con lo cual, el utilizar una herramienta como internet, me parece indispensable para mantener el diálogo.

    La segunda vez que me he sentido gilipoyas, ha sido hace poco. La cuestión es que yo pensaba que la otra persona había malinterpretado unas palabras mías y, creo, que la otra `persona ha pensado lo mismo de mí. La cuestión es que por internet, por teléfono y por otros medios no se perciben gestos, dobles sentidos, miradas, que también entran en las cuestiones dialógicas aunque, a veces, las obviemos.

    Cabe decir que, en el primer caso, ambos pedimos disculpas dado que el error fue de los dos.

    Sin embargo, esta vez, la cagada ha sido de un servidor y he hecho lo que la conciencia me pedía, pedir disculpas después de darme cuenta de mi error.

    Por ello, estoy deacuerdo con usted, Mikel. Las cosas importantes han de debatirse del modo más formal y directo posible y, las llamaditas de teléfono entre interlocutores interesados, sin poner las cartas sobre la mesa para que todos los implicados tomen parte, no es el modo más adecuado.

    Un saludo.

    Txema (el que la ha cagado).

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