jueves, 1 de marzo de 2012

3 años de López como Lehendakari

Hoy se cumplen tres años desde que se celebraron las últimas elecciones autonómicas vascas. Unas elecciones que ganó el PNV; a las que la Izquierda Abertzale no pudo concurrir por su ilegalización y que arrojaron un reparto de escaños que daba la mayoría de la cámara al tándem PSE-PP.
Al principio parecía que el acuerdo PSE-PP iba a ser difícilmente sostenible, un acuerdo contra-natura dijimos muchos, sin embargo, tres años después hay que decir que en ningún momento se ha notado ni lo más mínimo que PSE y PP tuvieran problema alguno a la hora de gobernar.
Tres años de recortes sociales, laborales, presupuestarios, han sido más que suficientes para darnos cuenta que el PSE cuando gobierna no tiene inconvenientes en hacer la política del PP. Zapatero al menos tenía sus matices con determinadas cuestiones como el matrimonio gay, la dependencia, la educación para la ciudadanía, en Euskadi ni eso.
PSE y PP se han comportado durante todos estos meses como un solo partido, con una sola política y una sola voz, la de Basagoiti, por cierto.
Ni en el ámbito cultural, ni en el lingüístico, ni en el empresarial, ni en el de infraestructuras, han tenido PSE y PP el más mínimo inconveniente para ponerse de acuerdo, en todo.
Y qué decir de la paz y la normalización política.
Eso sí, ahora que a López ya no le duelen prendas, porque tiene presupuestos como para agotar la legislatura juega a hacerse el rojo. Eso sí con las competencias de las Diputaciones, no vaya a ser que utilice las suyas propias para hacer lo que propone en las ruedas de prensa y tenga que llamarle Basagoiti para poner las cosas en orden.

2 comentarios:

  1. El PP y el Psoe cada vez funcionan más como un solo partido en Euskadi, de eso no me cabe ninguna duda. El Psoe tenía unas ganas increíbles de hacerse con el poder y, con la ilegalización de la I.A., se lo pusieron en bandeja.

    De todos modos, muchas veces hemos dicho que el Psoe es tan neoliberal como el PP, que es una vergüenza que Patxi López esté gobernando en Euskadi, que la representación parlamentaria en la cámara vasca no se corresponde con la realidad social aquí, y un largo etc.

    Pero, además de todo esto, hay una reflexión que me surge y es que, gran parte de la culpa de tener a Patxi López de lehendakari, es de la propia I.A.

    Aunque a mí no me gustó un pelo la ley de partidos, he de reconocer que si la I.A. y ETA hubieran dejado de hacer el imbécil, esto no habría pasado. Por un lado, ETA atentaba y amenazaba a personas que no pensaban como ellos. Y, por otro, gran parte de la I.A. (que no toda) se dedicó a callar y, por lo tanto, a otorgar.

    Si hubiéramos estado en un contexto más normal, esta representatividad irreal no hubiera sucedido y, por lo tanto, este señor no se habría aliado con el PP y no estaría gobernando.

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  2. Y, continuando con algo que señalas en tu texto, y uniéndolo con tu intervención de ayer, me pareció ridiculo el hecho de que, con algo tan importante como la paz, se juegue del modo en el que lo hace el Psoe. ¿Cómo es posible que, el modo de unificar criterios acerca de un texto común sobre la pacificación en Euskadi, sea hace que un señor del partido del Lehendakari ande de un sitio a otro con un portátil y sentándose con los diferentes representantes de los grupos políticos? ¿No tienen espacio suficiente en el parlamento para quedar un representante de cada partido y dialogar constructivamente? Y sino, por lo menos, que se compre un tablet de esos para ser más práctico... ¿no?

    Además, en la intervención de ayer, a pesar de que Mikel Torres dijo que el Lehendakari quería acabar la legislatura, ya le advirtió la señora del PP que debían decidir los del Psoe el hecho de si estaban con el PP o con... ¡la izquierda abertzale! (Estos señores interpretan la realidad como les viene en gana).

    Si el señor López tiene sentido del ridículo, debería convocar elecciones porque, esto ya no tiene ni nombre. Con la que está cayendo, deberíamos tener un gobierno fuerte, y no a unos señores que no saben ni con quién están ni lo que quieren.

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