Qué gracia hacía Gadafi.
Sus jaimas, su guardia personal, sus caprichos, todo por el petrodólar.
Hemos visto durante las últimas décadas, como Gadafi ha pasado de ser el personaje más odiado de occidente a ser poco menos que alguien respetable con sus cosillas, pero eso sí, con mucho petróleo.
Barack Obama, premio Nobel de la paz, por cierto, le invitó a la última cumbre del G8. Entonces a nadie le preocupaba que fuera un dictador, ni que durante años hubiera sometido a la población Libia y lo mismo puede decirse de lo ocurrido en Túnez y Egipto.
Ahora sí, ahora, de repente, nos hemos dado cuenta de que detrás del excéntrico mandatario había un auténtico dictador asesino. Pero bueno, dentro de un orden también, a ver si la condena internacional va a ser muy gorda y el Sr. Gadafi va a abrir las fronteras y cerrar los grifos del petróleo.
Es lamentable ver como las grandes multinacionales y sus gobierno no tiene ningún empacho en hacer negocios en países absolutamente antidemocráticos, y luego, cuando las poblaciones de estos países protestan, hablan de los dictadores como si apenas les conocieran.
Espero, que la reacción internacional ante lo que está ocurriendo en Libia sea mucho más contundente de lo que lo ha sido en Túnez y Egipto (que ha acabado más o menos pero podía no haber sido así) y que Muamar acabe sus días en alguna cárcel juzgado por crímenes contra la humanidad, y no viviendo como un rey en algún país que le acoja por aquello de proteger el orden internacional. (El negocio, vamos).
te he visto (escuchado, jeje) muy bien hoy en radio euskadi.
ResponderEliminarPena de zipote interno que te están armando.
mitxel